Será por las fechas pero esta canción de Antonio Vega siempre se guardó un sitio en mi cabeza para cuando pienso en la muerte, o más bien, cuando imagino la muerte. Me es difícil pero refleja como pocas la sensación de poder y querer irte detrás, la certeza de perder el miedo. Como el tremendo disco de los Hermanos Cubero, Quique Dibuja la Tristeza, Septiembre de los Enemigos o lo último de Nick Cave. Todas son músicas con la muerte pegada. 3000 Noches con Marga fue la de Antonio Vega.

La canción que lleva el nombre del disco y lo cerraba es un instrumental de juego cósmico como el Batíscafo de los Antònia Font, música que igual está por encima del cielo como debajo del mar. Empezaba directo con ñas guitarras y el estribillo de Pasa el Otoño. Antonio Vega se enfrentó al duelo encerrado con sus guitarras, explorando todas sus posiblidades como instrumentista, utilizando las cuerdas como las palabras. Estaba Angel de Orión y Pueblos Blancos. Y también este Cada Sombra En La Pared con eso que hace que las canciones a veces, sin tener porqué, se dirijan personalmente a tí. Con su aire de orquesta de standards y swing, hablando de sombras, pasillos y luces. «Un tunel por el que correr, por cada sombra en la pared hay un pasillo hacia la luz, un tunel por el que volver…». Cantada con dolor y largura. Un cuento de dieciséis versos donde cada uno puede ver su propio juego de sombras. El de las que se entrelazan y el de las que se pierden. Con las que vivimos y a las que añoramos.

Un músico, un poeta, un físico….

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