En el mundo de las etiquetas la música es la reina. A lo que hace este venezolano nacido en Houston, criado en Venezuela y crecido en California en un ambiente budista se le puso la de psycho-folk. Excéntrico como solo lo puede ser un californiano ultramoderno, su noviazgo con Natalie Portman, que hace un cameo en el video le ha puesto más es la prensa rosa que en la musical, Algo que no se merece.

Puede que parezca demasiado global mezclar una letra venezolana, un ritmo latino y un video de Bollywood para que los hipsters de Frisco gasten sus dólares. Y puede que el pensamiento anterior sea pura demagogia. Si algo tiene pocas fronteras es la música y criticar por la apariencia es demasiado fácil. Lo que hace el americano-venezolano me recuerda mucho a lo que hacia El Guincho, un francotirador canario que tendrá su entrada. Puede sonar hereje pero Manu Chao abrió ese dique. Una entrada de sabor caribeño y acentillo reggaeton «Ay tu primo colorado/ con barba camburada/ y lleno de ballena/ inclinándose al sol/ tu rayo de luz roja/ besando nuestra boca/ el beso que te sopla huele a alcohol», un sonido más acústico que salsero, un solo de guitarra final y un la-la-la que te acaba taladrando el cerebro. Y la princesa se llama Carmensita Saplingita.

Devendra de princesa

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