Hay archivos de Internet en los que puedes bajar más de cien versiones de esta legendaria canción donde las haya. Las hay de todos tipos, con rickenbacker, con hammonds, con cantantes protagonistas y con desarrollos soporíferos, garrulas y psicodélicas, y algunas como la de Patti Smith, la de 13th Floor Elevators y la que hacen los Doors, obras maestras del versionaje, que diría el Tata. Irlanda siempre ha tenido una rabia especial en sus cantantes y Morrison es de la misma Irlanda, pero de la del Norte.

Los Them de existencialistas

En el 64 salía uno de los singles más jugosos de la historia, «Gloria» en la cara A y «Baby, Please Don’t Go» en la B. Them duró lo que un caramelo a la puerta de un colegio y el norirlandés comenzó su carrera en solitario. Y perdió algo de la garra mítica de ese single. Sus fans se cuentan por millones y aunque yo no esté entre ellos, reconozco que mi disco de grandes éxitos de Van Morrison está realmente gastado. Esta supercanción sigue teniendo la misma fuerza insolente de la primera vez. El público de las butacas que no sabe muy bien de que va la cosa da palmas mientras un encorbatado Van canta eso de «And her name is G-L-O-R-I-A, G L O R I A, G L O R I A/ G L O R I A, G L O R I A/ Gonna shout it every night/ Gon’ shout it every day, okay then/ Oh, midnight, midnight, midnight/ She come around here/ She make me feel alright about midnight/ Walking down on the street/ She come, knock on my door/ Knock, knock on my door» y Billy Harrison hace el molinete de Towshend con la guitarra ( o sería al revés?). La entrada de Van Morrison  en el rock fue realmente a lo grande.

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