Recuerdo que fue un teatro del Madrid del 77 donde Pau Riba presentó este «Licors», con una escenografía donde una especie de ave fénix azul ocupaba casi todo el escenario. Como buen catalán, Pau Riba no se podía resistir en lo más alto de su fama nacional a hacer algo teatral, espectacular. Ya llevaba a sus espaldas unos cuantos discos y había tocado desde el folk más hippie, «Jo , La Donna y el Gripau», a lo progresivo en el doble «Dioptría» (1970), peleándose de paso con los folkies catalanes del momento, que no admitían que le gustase más Dylan que Brassens. Este trabajo editado por Movieplay era el más ambicioso. Iba detrás del «Electroacid alquinistic xoc» del 75  y daba título a una canción-río donde se trataba de un chaval al que creían drogado en las Ramblas y las aventuras que le van pasando. Pau Riba sigue siendo en el 2014 el mismo Pau Riba del 78, nunca he conocido nadie más fiel a su espíritu.

Esta canción que cerraba el disco la he escuchado en muchos momentos difíciles, no sé porque desde siempre me dijo algo, no lo entendía muy bien, pero eso de odiar para estimar y destruir para construir y ese tono solemne con el que dice que el destino es inexorable, la hicieron imprescindible en los años en que se forman los gustos. Pau Riba canta esta canción desde lo más hondo de su ser, actuándola. Desde el «Vaig ser indigne del teu somni,/ del teu regne d’ilusions/ i com un cec dut pel dimoni«, que canta a capella, hasta la forma en que dice «No sé si fou necessari/ odiar per estimar/ ni sé si fou imprescindible/ destruir per construir/ però el destí és inexorable/ i el que has fet no es pot desfer/ l’arrepentiment no esborra/ els fets gravats en la roda del temps/ perquè l’atzar té una llei pròpia/ no hi taronja sense flor del taronger,/ l’efemèrides del temps exacte/ només satisfà el present.». Y ahora que transcribo la letra, entiendo por que no me hacía falta saber catalán para que me dijese algo, «només vull que ho deixis fer/ i el temps ja ho posarà en clar». Aunque a veces sea difícil… y aunque el solo de guitarra se haga un poco pesado.

Pau Riba (el del dedo) y Sisa, dos catalanes muy finos

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