Jorge Pérez es uno de los seguidores más firmes del valenciano Bustamante. Estuvo con él en Maderita y hereda su afición por la orfebrería pop, esos estuches de tres minutos donde un arreglo breve o una línea de bajo te hacen pegar la oreja. Aunque Jorge es la cara visible del grupo en los directos, la otra cara de Tórtel en este disco es Joaquín Pascual, el contrapeso de Alfaro en Surfin Bichos y ahora líder de Mercromina.

Que decir de una canción en la que el cantante comienza hablando del lugar que buscó para esconder su ruina, «no es nada interesante hablar de mí/ y lo tapé con hojas y mentiras», mientras justifica un final con su punto de resentimiento ,«no sé si disculparme o advertirte/ no soy como decía/ nunca lo fuí/ no recibí el premio a la alegría/ tal vez exagerase» para acabar con un electrónico «no me des las gracias, ahora estamos en paz». Pues que tiene algo irónico que pone la distancia con tanta angustia pseudoadolescente. La mano de Joaquín Pascual (con nuevo disco estos días) creando la atmósfera adecuada con unos teclados que repiten la melodía, el metálico arreglo de la voz y la línea de bajo como un metrónomo. Estas canciones me hacen dudar, las oigo por primera vez, me gustan pero a la quinta vez o en un día malo me cargan. Un mes después siempre ganan ellas.

El bosque de Tórtel

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