La parte contraria de Patti Smith. Conejita de playboy (eso decía la leyenda) antes de meterse en un conjunto pop fue el mito erótico de los enterados a finales de los setenta. La de Florida tenía estilo y una voz personal. Alrededor de ella y de Chris Stein se creo Blondie, el grupo que paso del punk al pop a finales de los 70. Dominaron la new wave de NY, aunque siempre con un cierto aire a producto.

Su tercer disco, este Parallel Lines del 78 se abría con sus dos mejores canciones. La primera, una versión de Jack Lee, Hangin´ on the Phone y la segunda esta One Way or Another firmada por el bajista Nigel Harrison y ella misma. El chicle empieza rápido. A los doce segundos del efectivo riff de guitarra aparece esa línea de bajo que se va pegando a las suelas durante los tres minutos y medio del tema. Todo gira en torno a la fría manera de cantar de la amenazante Blondie, que está muy por encima del grupo. «One day, maybe next week/ I’m gonna meetcha, I’m gonna meetcha, I’ll meetcha/ I will drive past your house/ And if the lights are all down/ I’ll see who’s around/ One way or another/ I’m gonna find ya». Durante un par de años más sacaron canciones hechas para el momento, Heart of Glass o Call Me que sonaban prefabricadas como un megamix, pero que funcionaban bien. Seguro que ahora también habría triunfado, Deborah Harry lo tenía muy claro.

La mejor rubia de la new wave

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