Esta canción, y esta película, las tengo en mi memoria desde algún nublado sábado por la tarde, supongo que en Madrid 72 al lado de la glorieta de Montevideo. Cualquiera de las dos cadenas que había programaba esta película , donde Carlos Gardel le contaba a su amigo como pasaba una tarde en las carreras de caballos. No sé si el barco iba o venía de Francia, pero este Gardel en la cubierta se me quedó grabado, aunque no me enterase de nada.

Y muchos años después cuando descubrí los tangos lo recuperé. Y este está entre los diez mejores, por letra, por música y por interpretación (aunque la versión de la película este saturada de coros). La música es de él y la letra de Alfredo Le Pera y fue grabada en el 35 para su última película «Tango Bar». Meses después, Gardel y Le Pera morían en el accidente de Medellín. Es el Gardel más grande. Ya no hay prolegómenos, desde el principio el tango se canta «Por una cabeza, de un noble potrillo/ que justo en la raya, afloja al llegar/ Y que al regresar, parece decir:/ «No olvides, hermano/ vos sabes, no hay que jugar«. La leyenda dice que Gardel y Le Pera se conocieron en el año 1923, en un teatro de verano que se monto en la calle Pasco, entre Cochabamba y San Juan. Fuera donde fuera, de su trabajo juntos salieron «Cuesta Abajo», «Silencio», «Melodía de Arrabal», «Volver» y hasta «Rubias de New York».  Tangueros de raza, que saben que siempre se vuelve a caer, «Basta de carreras, se acabó la timba/ un final reñido yo no vuelvo a ver/ pero si algún pingo llega a ser fija el domingo/ yo me juego entero, qué le voy a hacer«.

Gardel y Le Pera, dos grandes

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