Él y Bowie fueron los verdaderos reyes del glam. Y hubiera llegado a ser tan grande como el Duque si no hubiera muerto en el 77. Después de intentarlo por el lado folk con pocos resultados (se dice que Bolan es una contracción de Bob Dylan) se decidió por el rock y los brillos. Un estilo puramente inglés y de mucha estética al que luego se unió un Lou Reed necesitado de cariño. Bowie, Bolan, su manager Tony Howard y el productor Tony Visconti eran en 1970 una maquinaria engrasada. Ellos ponían buenas canciones y una estética poderosa y la pareja productor-manager un buen conocimiento de la industria. Una combinación eficaz.
Space Oditty y The Man Who Sold The World salieron casi al mismo tiempo que los dos primeros de T Rex, en el 70 y el 71. Children of The Revolution salió como single en el 72. El glam estaba en su apogeo y las lentejuelas y solapas eran estratosféricas. El mundo era suyo. Bowie manejaba más el concepto, el personaje. Bolan los riffs y el sonido pesado. La prensa inglesa que echaba de menos otra guerra Rolling-Beatles, aprovecho el diferente enfoque para enfrentarlos y hacer más grande el movimiento. Bolan se consideraba un buen letrista y su libro de poesía es uno de los más vendidos de la literatura inglesa aunque aquí se limita al estribillo, su gran baza de siempre. «Well you can tear a plane/ In the falling rain/ I drive a Rolls Royce/ ‘Cos its good for my voice/ [Chorus]/ Yeah!/ But you won’t fool the children of the revolution/ No you won’t fool the children of the revolution». Esta toma en la que Elton John, otro amigo del glam, aporrea el piano como un negro pertenece a Born To Boogie, un documental sobre T Rex que firmaría Ringo Starr. Marc tenía buenos amigos.