No es que los Sidonie fueran de mis grupos preferidos, me cargaba ese aire a imitadores de los Gallagher y esa impostura de destroza hoteles, pero esta cínica canción siempre me gustó. Hace ya unos cuantos años que saben mirar el revés de todo. Aquí con la elegancia orgullosa de un presuntuoso del suburbio, pero con barniz, todo el mundo sabe de nouvelle cousine…. Un chaval de una ciudad dormitorio que es un cínico de novela, un aventurero entre toda la masa. El dandy del extrarradio.
Ya los arreglos de campanas del principio dan la nota de este medio tiempo descreído. Un tipo que trabaja de autómata en un taller pero tiene planta y clase para jugar por las noches al lujo y la distinción. Un trabajo de rock costumbrista fresco, ingenioso y certero. Lo justo para aprovechar el disturbio y llevarse una corbata y un perfume cool. Coros y otra vez campanas. Tres minutos cuarenta y uno para un retrato tan nítido como los que hacia Ray Davies de gente de Londres, pero esta vez de Barcelona. Y aunque no me gusten tanto tengo que reconocer que jamás despreciaría la invitación a un concierto suyo. Veinte años de carrera y más de diez discos encierran muchas buenas canciones. mucha carretera y mucha manta. «Que dulce error/ Abro la carta que hay en mi buzón/ No es para mí/ Pero se trata de una invitación…»