Quinta o sexta vez que se asoma el viejo Lou por aquí. Esta vez con su penúltima obra maestra, o la última si lo entendemos a nivel de discos. Acababa de terminar con Arista y lo ficho Sire, que ya tenía a los Ramones o a los Smiths y había hecho mucho dinero con Madonna además de tener fama de cuidar a los artistas. Esta vez Lou lo tenía claro. Tenía escrito New York prácticamente entero y sabía que era algo radical. New York estaba en plena epidemia del SIDA y Halloween Parade acababa siendo el espejo deformado de Walk on The Wild Side.

Siempre fue un cronista de New York, desde la casa de sus padres, sus sueños de compositor a sueldo y la fría visión del lado salvaje. También el niño neoyorquino que en los primeros sesenta es un fan del doo-woop, otra música de la gran manzana. Para esta canción trae a un viejo ídolo, Dion, que hace los coros finales del triste «fly away to the dirty boulevard». Nunca fue Lou un tipo sencillo pero para este disco fue el más amable del mundo. Habló largo y tendido de como su mundo y muchos de sus viejos amigos se había venido abajo por el SIDA, de eso trataba Halloween Parade. Es un disco denso, hay pocas concesiones, no es Sally Can´t Dance, el Reed vacilón ahora es el Reed más enfadado. Se acabó la frivolidad y todos los medios aplauden la obra de madurez del niño de Coney Island. Es su disco más vendido, pero también su última obra maestra. Después el oscuro Magic and Loss y la maravillosa NY City Man. Las tres primeras canciones del disco escuchadas del tirón, es decir, no como Lou impostaba al decir que así las había pensado cuando en ese orden se habían grabado. Lo que Lou tenía claro era el comienzo del libro y Romeo and Juliette, Halloween Parade y esta Dirty Boulevard escuchadas del tirón hacían aguzar la oeja al más reacio hippy de California. Era el autor frío y despiadado del Transformer pero con el poso y la tristeza de la experiencia y mucho más realismo, «He´s found a book on Magic in a garbage can/ He looks at the pictures and stares at the cracked ceiling/ At the count of 3, he says/ I hope i can disappear/ And fly fly away…» . Después, ya nada fue igual.

Lou en la Octava

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