Lo que se dice una rockera empoderada. Wanda Jackson fue de las pioneras en llevar al country donde había debutado en la banda de Hank Thompson la rabia del rock´nroll. Ella y Elvis fueron contémporaneos y culpables de abrir a todo el público blanco más reacio, el de los cowboys, toda la energía que iba soltando esa batidora de ritmos y razas que fue el aparentemente frívolo rock´n´roll. En el 54 debutaba como una cantante country y en el 57 editaba ya este Fujiyama Baby.

Entre medias la idea de Decca de meterla en las eternas giras por los estados sureños donde alternaba con Cash, los Carter o el Elvis del principio. Su padre y ella veían como se comportaba la audiencia y no fue difícil que siguiera el consejo que les dió el Rey. Fue la única mujer que se pudo poner a la altura de los mejores a finales de los 50. En el 56, ya con Capitol, grabó I Gotta Know, todavía country pero ya rockabilly, y en el 57 cogía el Fujiyama Baby de Annisten Allen que compuso a medias Jack Hammer el de Great Balls of Fire para ponerlo bien arriba. Para su sorpresa, el país donde más duró como número uno fue Japón. A mediados de los 60, como casi todos los rockeros, estaba decepcionada por las pocas ventas y por el ambiente. En el mundo del country había cogido fama de rebelde desde que no le dejaron salir en el Grand Ole Opry con los hombros al aire y juró no volver nunca más. Encontró su hueco en el surrealista circuito del godspell cristiano donde estuvo durante 25 años. Pero el gusano del rock´n´roll nunca descansa y en el 95 después de que le invitara un grupo danés retomó el rock`n´roll y no lo ha dejado hasta ahora haciendo pequeñas giras y cantando el Fujiyama con ochenta años. «I’ve been to Nagasaki/ Hiroshima too/ The same I did to them baby I can do to you/ ‘Cause I’m a Fujiyama mama and I’m just about to blow my top…»

Elvis y Wanda de gira

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