«Soy el hombre si brazos del circo/ Soy capaz de fumar con los pies/ Cada noche la gente me aplaude mas/ Pero yo me quisiera morir «. Solo un provocador genial como Gurrughaga era capaz de llevar esta recreación del Tío Pepe a un ambiente tan rabioso como este. Eran otros tiempos, lo mismo ahora suele ser mucho más molesto. Miles de asociaciones ideológicas con aburridos abogados están dispuestos a saltar en defensa de una dignidad o religiosidad supuestamente ofendida. Y habrá cualquier órgano jurídico dispuesto para intentar aplicar las nuevas leyes. Es lugar común decir en los últimos tiempos que las cosas eran mucho más atrevidas en los 80, que la gente se escandalizaba menos o que tenía la piel más dura. 

Gurruchaga ha sentido en su propia piel más de una vez la hipocresía del escándalo, nada especial en alguien que hizo de protagonista a lo grotesco, facturando uno de los primeros y mejores late-nights de la televisión española. Allí fue donde Camilo Jose Cela se ofreció a hacerle una demostración de como le cabía un litro de agua en el culo y aparecía un enano que era calcado a Felipe González. Antes había montado desde los primeros 80 un espectáculo de circo en la escena del rock´n´roll. Recuerdo la crónica de una actuación en Barcelona que comenzaba con la gente tirando latas y acababa con una versión del Rock´n´Roll de Lou tocada con toda la mala leche posible por la Mondragón. En el año 85 se embarcaron en la Rock´n´Roll Circus para sacar un doble que es su mejor disco con diferencia. Gurruchaga es un actor, no un rockero, y sus canciones siempre han buscado el juego con las letras, el gag del teatro más que la canción en sí misma. Pero de esas cuatro caras grabadas el 24 y 25 de abril en Sevilla sale pura electricidad y por eso el amigo de Popotxo se permitía ponerle ese título a un disco que deja ver porque es un tipo con personalidad. La letra era de Luis Alberto de Cuenca que acabó de alto cargo de Aznar. Cosas de la noria. «Pero tu me querías sin brazos/ Por tu amor yo me los corté/ Yo creía que así me ibas a querer/ Y te fuiste con un domador». Tal cual.

Popotxo y el Lobo Feroz

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