J.R. Cash tuvo lo que se dice una vida agitada y un carácter rebelde. A los 22 años ya había compuesto «Cry, Cry, Cry» y tenía contrato con Sam Phillips, el capo de Sun Records. Poco después firmaba «I walk the line» y vendía dos millones de copias. Poco dado a lo comercial, le gustaba actuar para presos y junto a otro «outlaw» de leyenda, Waylon Jennings, formó una pareja de adictos a las anfetaminas que hizo barro en Nashville (entre el 65 y el 67 a Cash le detuvieron en siete ocasiones). Eso no le impidió tener la suerte de encontrar a June Carter (su mujer hasta el final) que le cedió «Ring of Fire». No dudó en enfrentarse a todos los popes del country y ser el único en defender la evolución eléctrica de Dylan. En el 68 se toma en serio su problema con las anfetaminas, se casa con June y vuelve a la religión de la mano de Jimmie Rodgers Snow, curiosamente hijo de Hank Snow, el cantante country que lanzó la versión americana de este tema en 1962.
Porque esta maravilla del country americano lo es, en primer lugar, del country australiano. Fue compuesta por Geoff Mack y adaptada para los USA por Hank Snow; donde Cash dice «Reno, Chicago, Fargo, Minnesota, Buffalo, Toronto, Winslow, Sarasota, Wichita, Tulsa, Ottawa, Oklahoma…», Geoff Mack había escrito «Tullamore, Seymour, Lismore, Mooloolaba, Nambour, Maroochydore, Kilmore, Murwillumbah, Birdsville, Emmaville». Hank Snow cogió un atlas y cambió los nombres llegando a los noventa y un lugares en cuatro estrofas locas, cuya sola enumeración ya te produce la sensación de viajar. La carrera de Cash siguió después del 68. En los 70 se convirtió en El Hombre de Negro, se opusó a la guerra de Vietnam y en los 90 tuvo fuerzas de sobra para hacer no sólo esta limpia versión con el grupo de Tom Petty (dentro del disco «Unchained» editado en el 96) sino toda una serie llamada American Recordings (nueve trabajos del 94 al 2010) con la producción de Rick Rubin, un pilar del hip-hop y el rap que supo llevar la voz de Cash a otra dimensión. Una leyenda americana. Su amigo Bob Dylan en su muerte, cuatro meses después de la de June, dijo: «He is what the land and country is all about, the heart and soul of it personified and what it means to be here; and he said in plain English. Listen to him, and he will always bring you to your senses».