Niño bonito del alt country, Ryan Adams fue en el año 2001 la estrella emergente del momento. Después de un rodaje de años por el country «parsoniano» con su grupo Whiskeytown, el lanzamiento de Gold en Lost Highway Records, una sucursal de Universal, fue cuidado y prometedor. Canciones como «New York, New York», «Goodnight Hollywood Boulevard» o «Firecracker» enseñaban algo bueno de verdad. Pero no es el de Jacksonville (NC) un tipo fácil. Pronto se vió envuelto en un problema con su discográfica que se negó a editar «The Suicide HandBook» en el 2002 por considerarlo demasiado triste. Sus peleas con la industria han sido épicas, sus prontos son bien conocidos entre los críticos musicales y sus recurrentes amores con modelos y actrices le han hecho pasto de la prensa rosa americana y de Pérez Hilton en particular.

Otra de sus características es la exhuberancia compositiva, ajeno a la cantidad de paja que se puede llegar a acumular, y durante las peleas con su sello colgó en su página web decenas de canciones. En 2005 con los Cardinals editó dos discos en el mismo año. Y la verdad es que ninguno de sus trabajos volvió a tener la rotundidad de Gold. Pero sigue haciendo canciones con magia y para demostrarlo esta joya dentro de «Easy Tiger» (2007), su último y noveno trabajo para la multinacional grabado en los Electric Ladyland de su amada NY. Compuesta junto a los Cardinals, Brad Pemberton (batería), Neal Casal (guitarra) y Jon Graboff (steel-guitar), este medio tiempo tiene todo lo que hace una canción emocionante, el sonido de las dos guitarras, los breaks de batería medidos y, sobretodo, la forma de cantar. «Here we go again, God I listen but i´m not listening, everything she says… two hearts, one of them will break, like bad ideas on a beatiful day» canta la primera estrofa. «Everytime she goes, I just pretend like it´s no happening, and everytime she comes..» repite en la segunda para acabar como la primera con un misterioso «Three words, is all it takes to break our heart in two». Ryan Adams que ha avisado un par de veces de su retirada sigue componiendo y tocando sin parar. Lo último, «Orion» donde se dedica a explorar las posibilidades del metal. Un tipo tan raro como genial y disperso.

Cara de bueno en el Hudson

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