Courtney Barnett no tiene treinta años y el año pasado firmó uno de los mejores debuts del año. Viene de Melbourne y su forma de cantar me recuerda a los Sleaford Mods, es dúo inglés rabioso y enfadado al que se le agota el aliento en un rapeo furioso. Pero en la australiana hay un apego por lo rockero que me hacen pensar si estamos ante una nueva PJ Harvey o no?

Pertenece a la generación que vió como sus hermanos mayores enloquecían con Nirvana, los que fliparon con Eminem. En el 2013 agrupó sus dos primeros eps y Avant Gardener, su canción estrella, fue uno de los mejores temas del año. Era el recitado cansino y ausente de una mujer aburrida que pensando en plantar semillas acaba con un choque anafiláctico. Pedestrian at Best es de dos años después. Ahora más que ausente está rabiosa. La veinteañera de Melbourne lucha contra la fama y la sobreexposición con un discurso directo. Rechaza que la tomen por modelo «Put me on a pedestal and I’ll only disappoint you/ Tell me I’m exceptional, I promise to exploit you» y da las razones «My internal monologue is saturated analogue, It’s scratched and drifting, I’ve become attached to the idea it’s all a shifting dream bitter sweet philosophy, I’ve got no idea how I even got here. I’m resentful I’m having an existential time crisis, what bliss, daylight savings won’t fix this mess. Underworked and oversexed I must express my disinterest, the rats are back inside my head what would Freud have said?» Para que no creamos que Australia está tan lejos.

El set list

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