En los 90 hubo una explosión de fanzines. los había de todos tipos, excepto de ciencia. Estaba el del Club de Amigos de Deep Purple, por supuesto el de los Smiths, el del artista autista y el de los rockabylleros. Uno de los mejores era Mondo Brutto y pretendía hacer llegar la actualidad más bizarra a los brutos mecánicos. Y Kraftwerk siempre fueron un poco bizarros.

Los Kraftwerk , ya en el 74 habian conseguido con Autobahn el prestigio suficiente para despertar la curiosidad de todo el mundo. TransEurope Express, dos años después, lo confirmó. Fueron el primer grupo capaz de fabricar una canción pop exclusivamente con máquinas, lo que unido a su estética secretista y robotizada les colocó en una especie de burbuja en la que flotaron plácidamente durante el estruendo punk. Rolf Hütter y Florian Schneider-Esleben , los dos jefes, decidieron volver a asomar la cabeza, una vez pasada las crestas, la new wave, el ska y cuando comenzaban a aparecer sus futuros imitadores. Para eso se hicieron con una buena comisión de los de Casio, que pusieron su tono en una de las calculadoras científicas de la época y se marcaron un proto-techno que editaron en inglés, francés, alemán, japonés y hasta italiano «Sono l´operatore de mi calculatore/ io sottraggo, e sommo, io controllo e compongo» Con esto los alemanes vendieron lo nunca visto y llegaron a lo máximo en el 83 con su Tour de France. Desde Kling Klang, un misterioso local de 60 metros cuadrados en Düsseldorf, fueron abriendo todas las pistas de lo que sería la explosión maquinera de principios del siglo XXI.

Mondo Brutto, entre lo gore y lo hispano

Entradas relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *