Esta auténtica joya de lo minimal se gestó a través de comunicados entre Ben Gibbard y Jimmy Tamborello, que comenzaron su colaboración en el 2002 y sacaron esta sutil canción en el 2003. A través del USA Postal Service, Tamborello remitía las partes musicales que Gibbard le devolvía con las voces grabadas. Así, hasta la edición de «Give Up». Bendecida por la varita divina de la televisión fue banda sonora en un comercial de la UPS y la primera canción de «Anatomía de Grey». Su éxito fue fulminante y aunque el grupo solo duro un disco un estudio, han vuelto a reunirse y el año pasado estuvieron en el SONAR de Barcelona.

Y allí supongo que recrearían esta belleza de electro-pop clásico, un master en producción a cargo de Tamborello.

Una canción de amor en un medio inerte, con la caja de ritmos al compás de la línea de producción. El teclado antes de la sección de ritmo y el arranque de una melodía pop. «I am thinking it’s a sign/ That the freckles in our eyes/ Are mirror images and when/ We kiss they’re perfectly aligned«. Las cosas se ensamblan, se alinean al milímetro y esta canción está hecha para que suene y evoque, con la precisión emocional de los recuerdos. Y cuando el circuito integrado pasa a formar forma parte del satélite para caer y convertirse en barrio, parece que veo el enigmático estribillo:

«They won’t see us waving from such great heights/ «Come down now,» they’ll say/ But everything looks perfect from far away/ «Come down now,» but we’ll stay…»

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