Sobre el concepto de grupo de musica, como un trampolín social, se ha llegado a decir que es el invento máximo del capitalismo. Me parece que tiene más que ver con el lado emocional de la música que con el sistema económico. La música conecta neuronas y amansa a las fieras. Hawks no se pone tan pomposo y simplemente cuenta la historia de un one-hit-wonder con la cadencia de las películas de los 50.

Un grupo de una ciudad pequeña de cualquier Estado interior de los USA consigue que su canción se convierta en un éxito. No es de extrañar, llevan un auténtico cañonazo. Una buena entrada de la batería y cinco golpes de guitarra para entrar con unas voces tan empastadas como las de Lennon/McCartney, «You, doing that thing you do/ breaking my heart into a million pieces/ like you always do». Los coros doblados de «i don’t ask a lot girl/ but i know one thing’s for sure/ it’s your love i haven’t got girl/ and i just can’t take it anymore» y el solo acentúan el parecido.  Adam Schelsinger, el bajista de los Fountains of Wayne supo hacer su trabajo. Le encargaron lo que podia ser un tema de éxito en los primeros sesenta y compuso una canción perdida de los Beatles para esta convincente película, la primera que dirigía Tom Hawks. The Wonders ayudados por Hawks que hace de productor consiguen que una discográfica, la Play-Tone, les firme un contrato con gira, disco y una disparatada película. Van entrando en el negocio y  las relaciones entre los miembros del grupo se deshacen. Al año y medio no queda nada. Solo la canción que es lo único realmente auténtico de toda la historia.

Un «grupo» de los 60

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