Power pop en estado puro como lo saben hacer los yankis. Este pelotazo cantando con la energía de cuatro centrales térmicas por Jimmy Marinos sonaba muy luminoso en el oscuro año 80. Con unas pintas indelebles, el pelo cardado y vestidos de cuero rojo, se bajaron del frío hasta los Coconuts Recording de Florida para grabar su primer disco. Ellos fueron los jovenes fans de los MC5 y de Mitch Ryder en el Detroit del 70 y en el 77 los veinteañeros que oían a los punks ingleses, la mezcla entre el sonido más duro y la mirada a los sesenta de la new wave.

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En cierta manera recuerdan a sus colegas The Knack, como ellos son grupos one hit wonder, un tremendo éxito y tira millas. Tres minutos para citarse con la eternidad. Un riff de guitarra que se reconozca en todo el planeta, una canción que lleve a la gente a bailar a saltos, «Hey, uh huh huh. What I like about you, you hold me tight. Tell me I’m the only one, wanna’ come over tonight, yea. Keep on whispering in my ear, tell me all the things that I wanna’ to hear, ‘cause that’s true That’s what I like». Es perfecta. El riff de la Rickenbacker (la seña de identidad de su sonido), las palmadas, la rima tight-night de la primera estrofa, la armónica. En el 79 ellos tuvieron la llave mágica. Dos minutos y cincuenta y cinco segundos, a los de Detroit les sobran cinco para dejar una de las mejores canciones del género.
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