wouldn’t it be nice – the beach boys

Si el día va mal, (si va muy mal no hay nada que hacer), siempre queda esta canción. Es como un montón de petazetas explotando en todas las armonías posibles. El colmo del pop es esta maravilla que abre «Pet Sounds» el disco que lucha duramente con «Rubber Soul» y «Revolver» en las clasificaciones. No en vano, McCartney estaba completamente obsesionado con la manera de componer de Brian Wilson, el mago de los chicos de la playa. Hasta entonces habían sido canciones de surf, pegadizas, arrolladoras y superventas, pero canciones de surf. Un poco como los Beatles hasta el Rubber Soul. Pero en «Pet Sounds» la cosa cambió.


También sabían posar como los Beatles

En el 64 y tras un par de ataques de pánico en aviones, Brian Wilson decide dejar el grupo en directo y dedicarse solo a la composición. Sus dos discos del 65 «Today» y «Summer Days…», los trabaja con músicos de estudio y sobre las bases ya grabadas el resto del grupo añade las voces. Capitol presiona y además de un disco para el mercado navideño le pide otro para la primavera del 66. Wilson estaba exhausto y sin ideas pero vendrán los Beatles al rescate con la edición del «Rubber Soul», como él mismo reconoce, escucharlo le abrió las puertas y su fértil mente musical empezó a moverse. Ya nada sería igual. Los tres primeros meses del 66 los dedica a la composición de temas que ya no hablan tanto del surf y sobre todo, va imaginado el barroquismo de voces, arreglos y sonidos de «Pet Sounds». El grupo llega de una gira de cuatro meses y en un ambiente un poco extraño Brian les presenta los nuevos temas. La nueva dirección musical más sofisticada y una temática menos surfera provocan alguna que otra tensión pero el poderío musical de Brian acalla las críticas. A mediados de abril se edita «Pet Sounds», para sorpresa del resto del grupo Brian decidió no incluir «Good Vibrations» porque quería trabajar más la canción (vaya si la trabajó). Pese a meter hasta tres canciones en las listas la ávida Capitol Records despreció, por poco comercial, lo que pocos años después sería considerado uno de los mejores discos del pop de todos los tiempos. A partir de ahí, el grupo fue languideciendo hasta prácticamente desaparecer. Suficiente. Con solo cuatro años de producción musical (62-66), el sonido de Brian y las voces y melodías de sus hermanos y su primo no solo crearon un estilo, sino que con Pet Sounds lo trascendieron. El imposible organito del principio, las voces cantando una letra de deseos ingenuos, «wouldn’t it be nice if we’re older then we wouldn’t have to wait so long and wouldn’t it be nice to live together…», ese puente casi susurrado «maybe if we think and wish and hope and pray it might come true» y al final esa excusa por hablar tanto de sueños «you know it seems the more we talk about it, it only makes it worse to live without it, but let’s talk about it». No es de extrañar que George Martin dijera de «Pet Sounds»: «la primera vez que lo escuché sentí esa sensación que cada vez sientes menos y menos cuando te vas haciendo mayor, ese momento en que algo llega y te hace volar la cabeza, te pone los pelos de punta y dices ¿que es esto?! es fantástica!, te provoca algo que va más allá de la lógica» Y Lord Martin sabía del tema…

 

 

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