Un ejemplo de los intrincados caminos a los que puede llevar la música. John Cale llegó a Nueva York en 1963, junto al compositor John Cage haciendo performances de doce o más horas sobre las variaciones dodecafónicas y demás arcanos de la clásica contemporánea. Conoció a Lou Reed y a unos cuantos locos más de NY y se vio envuelto en la Velvet Underground. Reed ponía las canciones y Cale el ruido controlado que llenaba el disco y les hizo sonar modernos veinte años después.
Era un tipo creativo y tranquilo que asistía a la lucha de egos entre Nico y Lou Reed azuzados por Warhol. La grandeza del disco del plátano está en las canciones de Reed, en la helada voz de Nico, en la entrada de All Tomorrow´s Parties y en la viola que hace sonar más pesada la guitarra del I´m Waiting. Tras el fogonazo Velvet, deja el grupo en el 68 después de poner su característico sello en el White Light, White Heat. Durante una temporada se dedica a recuperar sus viejas amistades intelectuales de Londres, pero ya estaba picado por el bicho del pop. Produce los discos de un montón de gente (Squeeze, Jonathan Richman, Patti Smith) y, hecho un dandi saca en el 73 este Paris 1919, Un disco de canciones donde el galés que sólo aprendió inglés a los ocho años muestra su lado más tranquilo y folkie. Un disco de paisajes, recuerdos, de atmósferas bárrocas, decadencia y más de una referencia española, como esta Andalucía personalizada, «Andalucia when can I see you/ When it is snowing out again/ Farmer john wants you/ Louder and softer closer and dearer/ Then again/ Needing you taking you keeping you leaving you» y de folleto «Andalucia castles and christians/ Andalucia come to stay». Casi diría que la compuso por la sonoridad del nombre.