En mi cabeza esta canción siempre estará asociada a uno de los grandes de la radio. Con una timidez que no es impostada, ha ido buscando en cien mil baúles las canciones más bonitas que ha podido encontrar desde hace más de treinta años que lo escucho. Además de eso ha promocionado, recibido y animado a todos los grupos o personajes que se acercaban a su programa, lo que le permitió no desconectar nunca, aunque hubiera días en que parecían trascender los avatares de su vida personal, por encima de cualquier cosa. Las cartas que le escriben sus fans, el cariño con el que trata todas las canciones, ese entusiasmo como azorado y los ummmm y demás sonidos. Eso es Juan de Pablos.

El Festival de San Remo forma parte de su tesoro particular y el guardián principal de ese tesoro, siempre ha sido y será Adriano Celentano, el Alfredo Landa popero de Italia. Descendiente del Sur de Italia y criado en la Vía Gluck de Milan, en pleno Norte. Antes de los sesenta ya formaba con sus amigos los Rock Boys y ganaban en el 57 el primer concurso de rock´n´roll en italiano. Tan italiano es que cuando estaba haciendo el servicio militar en el 61, el ministro de Defensa le dió una dispensa especial para presentar en San Remo el «Ventiquattro mile baci». Al Festival volvió, después de haber llegado a los tribunales con su discográfica, en 1966, con «Il Ragazzo della Via Gluck», su primera colaboración con Paolo Conte, de la que saldrá, con los arreglos de Virano, casi de marcha militar, este «Azzurro» que huele a vacaciones y que en español hace muy bien Urrutia. «Cerco l’estate tutto l’anno/ e all’improvviso eccola qua./ Lei è partita per le spiagge/ e sono/ solo quassù in città,/ sento fischiare sopra i tetti/ un aeroplano che se ne va» y ese estribillo que parece la orquesta, cuesta abajo hacia la playa, haciendo un pasacalles, «Azzurro,/ il pomeriggio è troppo azzurro/ e lungo per me./ Mi accorgo/ di non avere più risorse/ senza di te,/ e allora/ io quasi quasi prendo il treno/ e vengo, vengo da te,/ ma il treno dei desideri/ nei miei pensieri all’incontrario va«. En el 85, un Paolo Conte ya establecido como cantautor editó una pianística revisión de su tema que me recuerda a «La buena reputación» de Brassens que hacía Paco Ibáñez. (https://www.youtube.com/watch?v=TGGOkp0VHac)

Il rockero

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