Esta primavera se cumplen treinta años de este bombazo. Este fin de semana ha hecho mucho calor y como el pañuelo es un mundo (que decían los Veneno) y los colegas y las referencias se bifurcan y vuelven a encontrarse , aquí aparece esta «Escuela de Calor». Después de «Enamorado de la moda juvenil», donde ya estaban joyitas como «Divina» (una recreación de T. Rex); el cambio radical de los Radio Futura, que avisaron meses antes con «La Estatua del Jardín Botánico»; reasfaltaba la autopista abierta por Golpes Bajos.

Dentro de «La Ley del Desierto/ Las Ley del Mar» este «Escuela de Calor» abría la ley del desierto y el verano del 84.: «Arde la calle al sol del poniente, hay tribus ocultas cerca del rio, esperando que caiga la noche, hace falta valor, hace falta valor, ven a la Escuela de Calor». El video es cañí, y no sé si pasaría el más mínimo control de género, pero son los 80 y lo políticamente correcto no era algo tan presente. Al mayor de los Auserón no le costó mucho trabajo convencer al grupo de apostar por lo latino. Un buen bajo funky podía animar y hacer bailable cualquier ritmo y en nuestra cultura las cumbias, los boleros y el cha-cha-cha vienen de serie. El riff de Enrique Sierra tiene tumbao y la caja de Solrac suena efectiva, el control del tema desde el primer segundo. Detrás del micro, uno de los frontman más personales del rock patrio, un antecedente intelectual de Bunbury, capaz de decir que «La Estatua del Jardín Botánico» la compuso escuchando a Eno y leyendo a Leibntitz y sus mónadas sin mover ni un músculo. Después transmutó en Juan Perro y buscó con su hermano y Enrique Sierra la semilla negra en los sones de la isla de Cuba.

El cuarteto de «Escuela de Calor»

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