Ya sabía algo de Janis Joplin la primera vez que vi en el cine junto a «Pink Floyd en Pompeya» la película del Festival de Monterey. Ya había escuchado su «Mercedes Benz» pero no la había visto todavía empinarse sobre sus chinelas doradas para marcar los compases de este clásico de Big Mama Thorton (la misma de «Hound Dog»), que Janis consiguió hacer suyo desde la más profunda admiración. Aquí todavía no era Janis, sino la cantante de Big Brother & the Holding Company, una tejana que arrastraba una buena dosis de incomprensión pueblerina y tenia más que rabia en la voz.
El Festival de Monterey fue el preludio de la época dorada de Frisco y allí se juntaron las mejores promesas del momento, grupos ingleses (The Who), promesas de la Motown (Otis Redding), valores de la zona (Jefferson Airplane) y un montón de grupos más, pero siempre será recordado por ser el escenario donde por primera vez se presentaron en público a nivel nacional dos de las estrellas más brillantes y fugaces de todo el rock, Jimi Hendrix y Janis Joplin. Y Janis que se jugaba un contrato lo acabó firmando con Albert Grossman, el manager de Dylan , prácticamente en los camerinos de Monterey. Al poco tiempo salía «Cheap Thrills», todavía como Big Brother y con una preciosa portada de Robert Crumb, el grande. «Sitting down by my window,/ Whoa, whoa, looking at the rain./ Whoa, down by my window, baby, And all around me,/ I said suddenly I felt the rain./ Somethin’ grabbed a hold of me, darling,/ Honey, it felt to me, honey like, yeah, a ball and chain./ Oh honey, you know what I mean,/ It just hurts me.» . Nada más acabar la primera estrofa Janis comienza a acelerar, y cada vez que acomete el estribillo «Say oh, oh, oh, oh, Honey this can’t be/ No, no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no yeah./ Whoa, whoa, whoa/ Honey, this can’t be just because I want to want you/ Does this mean I have to hide to cry, cry all the time?», la tensión va subiendo. Cuando recupera las frases del principio, en el 3:49, solo están el bajo y la batería, listos para el último tramo, con una Janis desmelenada y poderosa que se va del escenario feliz.