Alguien preguntaba por el rock andaluz. Aquello que inventó García-Pelayo, un personaje con su película y sus películas. Una época que fue como los tiempos de los Sun Studios o la Cavern. Hay que diferenciar entre los músicos que han ido desde el flamenco al rock y los que hacen el camino contrario y van del rock al flamenco. Tiene su punto. Antes era algo más de Sevilla. Ahora la cosa se dispersa y tan andaluces que son Guadalupe Plata y Vetusta Morla como Tomasito, no siendo de Sevilla ninguno de los tres. Pero si en vez de fijarnos en el flamenco que aprende del rock, nos vamos al rock que aprende del flamenco si que ha sido Sevilla la ciudad de donde han salido las mejores experiencias. He conocido primero a Pony Bravo, después a Milkyway Express y ahora estos DMBK. Y cualquiera de ellos es un gran grupo de rock.

El mundo de DMBK es la kinkidelia, una sucesión de influencias en la mente de estos musicos que han escuchado el rock desde Andalucía y donde pesan tanto Led Zeppellin y los Black Crowes como Smash, Triana o Tabletom. «Nosotros nos hemos limitado a llenar una olla y hacer un buen potaje», dicen en el Mondo Sonoro. Un potaje de base y avíos, coronado por un cantante de voz grave y rockera, con el quejío para hacer creible cualquier giro y la animalidad en escena para recordar al mismo Daltrey. Gustan de los parones y los tramos psicodélicos en Samarkanda y tambien son capaces de entrar pegando samplers y buscando pelea con solos setenteros en el Salto del Gitano. Tienen títulos como Aliento de Dragón con un riff de guitarra y compás y otros como La Piedra de Sharon con una entrada de voz que recuerda a la vez al mito De la Rosa, a Tabletom, a Mojinos Escozios y al mismo Begines de No Me Pises Que Llevo Chanclas, los olvidados reyes del rock campero andaluz. La Kinkidelia exige desarrollos dignos del diccionario stoner que el teclado Burrito hace pasar con nota. La épica viene de serie, «Dejo el fuego azul/ La diosa vino a mí/ Como en el mes de abril/ Con una daga en el pecho». El intermedio de la canción es todo un paseo psicodélico con sabor a Lole y Manuel incluido. Siempre con un sentido kinkidélico.

La Motoreta de los Derby

Entradas relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *