Esa querencia por el soul blanco que tienen los ingleses les ha servido para hacer musculosas canciones y empalagosas horteradas. Esta tiene la mezcla perfecta. La parte hortera la pone la moda productora de la época, con vientos blandos y teclados sin cuerpo, la secuela del Maneater de Hall & Oates. El músculo, un poco musculoso pelirrojo con un cañón en la garganta, de nombre Mick Hucknall. Su primer disco, Picture Book fue un auténtico pelotazo con Money´s Too Tight, una versión de los Valentine Brothers, como single. Estaba también este Jericho donde seguia muy presente la pasta.

Simply Red llegó un par de años tarde y duró un par de discos antes de que la gente aborreciese de las hombreras. El sino de los tiempos en unos ochenta que acabaron muy malamente. Hucknall, en su histrionismo escondía una fuerza que tenían pocos de sus compañeros de generación. Toda la carga estética del movimiento pegaba poco con Simply Red, un grupo en el que estaba gente de la Durruti Column o de Scritti Politti, más souleros y, al fin, atropellados por la ola que llevaba encima a los terribles Spandau Ballet. El diablillo Hucknall se disfrazaba de moneda de dos caras y hacia de angelote y diablo en esta fábula de las tentaciones, «Listen boy, I’ll tell you a thing/ I’ll make you a career in the business I’m in/ I’ll make you rich, I’ll make you a toy/ I’ll make you turn over into my little boy/ Y’see I’m going somewhere/ I don’t know what I’m gonna do when I get there/ I know money’s a thing – your only inspiration».

Mick Hucknall y el bastón de Fausto

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