Los Clash iban muy, muy rápido. Aunque fuera para un show de la tele. Como en esta acelerada toma de The Magnificent Seven. A estos ingleses le gustaban los USA y la atracción era mutua. En el invierno del 82 navegando entre Venezuela y Nueva Orleans sabias cuanto quedaba para llegar cuando oías Rock at the Casbah, que sonaba dos o tres veces cada hora. La portada de London Calling pertenece a un concierto norteamericano. El amigo Tom Snyder los vió pasar por su programa sin enterarse mucho de lo que pasaba..
Es el primer single del Sandinista, donde Strummer utiliza su esponjoso talento para absorber el líquido beatbox que mojaba Nueva York mientras ellos hacían la gira del Calling. Al acabar están tan embalados que obligan a la CBS a alquilarle durante tres semanas los Electric Ladyland, la cara yanqui de Abbey Road, Llaman a sus amigos ingleses y cuecen Sandinista! entero, ese disco del que Headon decía, genial para un sencillo, potente para un doble pero hinchado para un triple. El batería era un pragmático que no entendía el lado idealista de Strummer, encantado de que el grupo cediera los derechos de autor para que la CBS volviese a comerse un sapo editando un triple a precio de sencillo. La ültima verdadera mosca cojonera del bussiness. «Gimme Honda, Gimme Sony/ So cheap and real phony/ Hong Kong dollars and Indian cents/ English pounds and Eskimo pence/ You lot!/ What?/ Don’t stop! Give it all you got!/ You lot!/ What?/ Don’t stop! Yeah!» No importaba lo que decía, los Clash eran todo actitud y fueron el último gran grupo de rock de la historia para un montón de gente. Los mejores.