Cinco años después de la disolución de los Clash lanzaban Mano Negra este disco, básico para entender la música europea de los últimos noventa. El estilo propio buscado por los hermanos Chao y su primo Santi Casariego en sus diferentes aventuras paralelas cristalizó en el «Patchanka» y en «Puta´s Fever» (1989), donde visitaban «Guayaquil», versioneaban a Joe King Carrasco y homenajeaban el «The Magnificient Seven» de los Clash. Fogonazo total desde París que prendió por toda Europa y Sudamérica, una manera latina de hacer rock combativo. Después vendría Manu Chao con su «Clandestino» y ese aroma a ong, pero ya no era Mano Negra.

Uno de los primeros mensajes de Mano Negra
Por lo menos no el Mano Negra de las maravillosas y locas aventuras como ese «Tren de Hielo y Fuego» a través de Colombia, o el mercante de «Cargo 92» con el que iban tocando en los sucesivos puertos. Antes, y detrás de todo eso, estaban temas como este «King Kong Five», frescos y atrevidos, denunciando lo que había que denunciar en un panorama musical dormido tras los años Reagan-Tatcher. Como avisando de que ahí estaban sonando ellos; «Listen to the beat beat beat of the song song. Buzzin in my head head like a bum dum», donde estaban, «Paris París is not a place to be for a little monkey, little frenchy chimpanzee, who’s never been on the scene» y quienes eran «We’re the king Kong five Doin’ the king kong jive on the Gabony boogie. Now, what’s the matter whit me?». Algo que objetar? A todo esto una percusión directa, la voz carismática de Manu Chao, el rapeo de los coros, y el típico bajo funkeado al que los Clash habían dado barra libre. Y una mente abierta a lo musical y a las lenguas (cantaban en inglés, castellano y francés)  como no había ninguna en el mundo. Pop universal preparando a los pardillos del próximo siglo.
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