La introducción es demasiado larga pero la figura de Marylin de la que hablan en la tele lo vale. No entiendo lo que dice la chica pero no está mal la recreación novelada de como a Benjamin se le ocurrió este bonito Les Roses et les Promeses incluido en Rose Kennedy, el disco de 2001 que le puso como el renovador de la chanson.

Con un piano que homenajea al mejor Nick Drake inicia este elegante medio tiempo tan deslizante y tan francés donde pone el listón muy alto. Educado en el Conservatorio del que salió como un virtuoso del trombón, su encuentro con la israelita Keren Ann marca su carrera como cantante. Junto a ella compusó esta canción de nombre tan evocador y ambiente tan parisino. «Les roses et les promesses/ Les dimanches où l’on flâne/ Les mots qui nous enflamment/ Les roses et les promesses/ Un beau jour se fanent/ Sans jamais rendre l’âme/ Je reviendrai je te promets/ Mais …» Cada idioma tiene su sonoridad y la del francés es perfecta para estas baladas que suenan como de vuelta de todo. Aunque también suene furiosa en el rap. Biolay nunca ha tenido un excesivo éxito de público (si de crítica), pero sus trabajos han salido con regularidad y en Francia es todo un personaje que ahora edita canciones con Vanessa Paradis, su nueva musa.

Un crooner muy francés

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