Esta versión con el hijo de Martirio es de las mejores que he oído de la muy convincente adaptación que hizo el fino catalán de la canción de Dylan. No sé para que televisión se grabó pero dado la sosería del Kiko en directo esto es una joya. Esto, y la mala leche que le mete al Tonto en el Tiny Desk del Tangana. Lo he visto, desaborío del todo con un grupo y también lo he visto relajado, solo con Raimundo. Ha hecho de todo y ha hecho cantar mucho. Ha estado de regidor y de regido, de delincuente y de lince, y desde finales de los 70 ahí está, en Sevilla.
Si hubiera un Hall Of Fame en España Kiko tendría que estar arriba del todo, no solo por lo suyo sino también por haber compuesto Volando Voy, una seña de identidad a estas alturas. Fue el paradigma de que lo mejor no es lo que más vende y no lo tuvo fácil después de una obra maestra como la que firmó con los hermanos Amador. Tuvieron que venir a rescatarlo entre Auserón y un productor llamado Joe Dworniak para sacar de su casa a Lobo López y grabar el Échate un Cantecito, una vuelta por todo lo alto del Kiko que después de hacer de Frankestein en La Bola de Cristal se había encargado de organizar conciertos como la mítica gira andaluza del 80 pro-referéndum con Camarón y Silvio en plena forma, o a tener un chiringuito en Conil. En el siguiente disco estaba esta adaptación fiel del Stuck Inside, «El trapero va dibujando círculos por la manzana/ Yo le preguntaría pero sé muy bien que no habla/ Las señoras me tratan amable me van a llenar de cintas/ Y en lo profundo deep in my heart sé que no tengo salida». Conozco versiones en gallego y bable de Dylan pero ninguna llega a la altura de esta rumba que trae la americana a Triana. Kiko cada vez se parece más a su maestro y sigue grabando discos y colaboraciones mientras dice cosas muy sensatas. Y hasta saca canciones en inglés.
