Seguimos con los one-hit-wonders, esta canción es un mito. La hace mucha gente y la escuché por primera vez en un disco de descartes medio de cachondeo de los Beach Boys llamado Party!. Fue un éxito canadiense del 60, en la voz de Harold Dorman y exitazo en los USA en el 64 de la mano de Johnny Rivers. De las preferidas por Springsteen que le aparta un puente instrumental más soulero. Volvió a ser número uno con Ronnie Dove en el 68 y otra vez con Charley Pride en el 82. Pero esta versión es la fetén y además tiene el añadido de tener detrás a la Wrecking Crew (ese bajo) a pleno gas en una de sus maratonianas noches de grabación angelina.

Demasiado joven para la edad dorada del cruce entre country y rock´n´roll, la de Sanford Clark, ha sido un músico honesto que ha seguido en activo y ha editado un buen montón de discos, el último en 2009. Su habilidad como instrumentista y cantante le ha permitido sobrevivir sin problemas en combos de jazz, funky, soul o lo que fuese. Como residente en la orquesta de jazz del restaurante Gazzari de Hollywood, le llegó la oportunidad de acercarse una noche a los estudios de la Wrecking para grabar esta maravilla. Había rozado la fama cuando Ricky Nelson grabó un tema suyo pero esto era como protagonista y llegó al Top-5. Consiguió otro pelotazo con una ardiente versión del Memphis de Chuck Berry en el mismo año del Mountain y poco a poco fue virando hacia el grupo del productor Lou Adler y los primeros experimentos psicodélicos de la Bahía. Rivers, nacido en el 41, tenía 27 en el 68 y anduvo organizando el Festival de Monterrey siendo un perfecto hippie en Realizations, su disco del 68. Antes le dio tiempo para hacer las primeras versiones rockeras de los viejos bluesmen como Willie Dixon. Esta maravilla no es nada del otro mundo, comienza como un blues ferroviario del montón, « Standing on a mountain looking down on a city/ The way I feel is a doggone pity/ Teardrops fallin’ down a mountainside«… al segundo 50 llega el cambio de melodía; «A mountain of love, a mountain of love, you should be ashamed/ We used to be a mountain of love/ But you just changed your name» y al segundo puente, al minuto y medio, un solo de armónica sobre raíles. A partir de ahí todo son juegos vocales. Una pequeña maravilla.

En Monterrey

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