Nada hay más sabroso que un one-hit-wonder. Ese pelotazo que lanza un artista un día de un mes cualquiera y lo tiene arriba durante el tiemp que dura la ola. Después un disco más, si pasa la prueba sigue, si no va cayendo en el olvido el nombre, pero no la canción. El pop está lleno de esas joyitas, a veces macaras, a veces petardas y a veces realmente buenas que rellenan el frívolo, manoseado y más real que la vida misma, mundo de la música popular.
Para Sanford Clark, un cantante de country con dominio de la guitarra twang sería su pelotazo, para el compositor del tema, Lee Hazlewood, la primer campanada de unas cuantas. Es un tema de 1956 que Lee le dió en Phoenix. El guitarrista que haría temas como They Call Me Country era aquí un joven dispuesto a explorar el mundo del eco rockabilly que llevaba el country a una nueva pantalla. Está ya el freseo que recrearían los Stray Cats y ese eco imposible de reproducir. Clark lo canta con la cadencia y caída necesarias, ni un gramo más. Un prodigio de producción y sonido en la década de los cincuenta. La que recreaba Lipstick In Your Collar, una serie británica de 1997 donde debutaba Evan McGregor, soñando que cantaba este ardiente one-hit-wonder y de donde sale el video. Lee Hazlewood siguió otros caminos junto a la hija de Sinatra y Sanford, después de un par de discos más sin éxito, dicen que volvió a la construcción sin dejar nunca la música. Es la historia de estas canciones, estallidos fugaces, duraderos solo en la memoria de quienes estaban ahí. Y que cuando son buenas permanecen.