Sonó durante este agosto de 2021 un rumor Prince. Un nuevo disco o algo así. No debió ir muy allá porque el globo sonda se pinchó rápido. Pero el río suena y cualquier día de estos nos encontraremos con un revival en toda regla del rey de los 80, su majestad Prince. Un personaje provocador y al tiempo tierno, misántropo y adicto a la fama, un compositor genial y un guitarrista de muchísima categoría. Fue concursante de los concursos de talentos USA, firmó su primer contrato profesional para For You, se hizo mundial en Dirty Mind y explotó en Purple Rain. A partir de ahí unos años de giras y discos menores o no, según se mire. Hasta este Diamonds and Pearls de 1991, el inicio de la nueva década. El último que firmaría como Prince. A partir de ahí sería el esclavo o el artista antes llamado Prince. El inicio de la leyenda.

No era un personaje fácil Prince Rogers Nelson, nacido el siete de junio de 1958 en Chanhassen, Minnesota. Fiel a los orígenes nunca se movió de St. Louis y se hizo construir una fortaleza, el legendario Paisley Park. Después de este discole fui perdiendo la pista. Llegaba otra década y sus tremendas peleas con la Warner por los derechos de sus masters y de su propio nombre le hicieron entrar en una espiral de la que salía con fogonazos como artista invitado o algún video de cuando en cuando. Para ver alguna de esas colaboraciones bastan la del homenaje a Harrison con una alucinante versión del While My Guitar… o santaneando junto a Sheila Escovedo en la presentación de los Alma Awards de 2007. Dos muestras de su capacidad en directo, algo que no se le ha olvidado a cualquiera que lo haya visto. Para el video, Musicology es un buen ejemplo. De entre las cinco o seis destellos de funk principesco del Diamonds And Pearls me quedo con esta. Ese chasqueado de la batería que abre el tema es marca de la casa, como ese colchón que lo recoge, el estilo lascivo-reflexivo de príncipe de los 80, con dejadez, orgulloso, líder, extraño y al mismo tiempo gregario y de grupo. Su última gira tenía un planteamiento de vuelta atrás. Quería salir sólo con un piano y explicar sus canciones, un formato intimista. Un par de conciertos en Australia, vuelta a Paisley Park y en abril de 2016 se acaba la historia donde empezó, en Minnessotta, el estado de Duluth. «One more card and it’s twenty two/ Unlucky for him again/ He never had respect for money it’s true/ That’s why he never wins/ That’s why he never ever has enough/ To treat his lady right…» La década de los ochenta fue suya…

While My Guitar Gently Weeps…

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