El guitarrista que aparece junto a Silvio en La Purísima Concepcion, no es otro que el Pájaro, Andrés Herrera, para las autoridades que van detrás del paso, sin enterarse mucho de que va la verdadera Semana Santa por aquí, o mejor dicho, enterándose y queriendo matarla. Nunca podrán. Un amigo mío, músico él mismo, aprendió siguiendo a las bandas que más le gustaban por las calles de Cádiz y San Fernando, ese aire diferente a Sevilla pero con la misma pasta emocional que hace que una buena banda te llevé sonando entre calles estrechas a ese punto que tiene que ver más con lo irracional que con lo razonable.
Este Pájaro, poseído como el gran Silvio, por ese mismo punto que te hace adorar una buena marcha como un buen rock, se marcó en el febrero de 2012, este maravilloso disco de 36 escasos minutos donde además de recrear un magnífico Las Criaturas, vuelve a su infancia cuando, como mi amigo, seguía con la boca abierta a las bandas. De la misma manera que su padrino sabía sacar el swing de la Virgen de las Aguas, él se marca un viaje de ida y vuelta tan extraño como resulta para los inflexibles esa mezcla perfecta de rockero y capillita. Ione es la marcha fúnebre de la opera del mismo nombre, compuesta por Errico Petrella, basada en Los Últimos Días de Pompeya y estrenada en 1858. Adaptada por las bandas de Semana Santa, sobre todo para el Santo Entierro, en su transformación cofrade se inspiró Ennio Morricone. Ahora Pájaro le devuelve el favor con la ayuda de Kini, el corneta de la banda del Cristo de las Tres Caídas. Pero no se contenta con eso y se da una vuelta por los USA para rescatar una guitarra que suena como si como si Link Wray hubiese nacido en Salteras. Supongo que lo irracional viene de la primera luna llena de primavera, al fin y al cabo, pertenecemos a la Naturaleza.