Esta canción la llevo tan dentro que me cuesta hasta escucharla. Las primeras veces no me creía que fuera de Billy Joel, ese melodramático pianista, cantante y compositor del norte de Norteamérica que había colocado un megahit con «The Piano Man». Será una versión de un clásico de los cincuenta, pensaba yo. Al final me tuve que rendir a la evidencia, ese cantautor mainstream que versioneaba Ana Belén era capaz de hacer una canción tan bonita como esta, que nos enganchó,  a mi y al Jorge que con nueve años empezaba a escuchar algo más que las canciones infantiles.

Escrita según los cánones del gospel, la entrada de percusión y el aturuxo selvático dan una entrada diferente a la sencilla melodía remarcada por el trío de voces que hacen el coro y le acompañan fielmente «in the middle of the night» hasta el primer cambio, «even though I know the river is wide/ I walk down every evening and stand on the shore/ I try to cross to the opposite side/ So I can finally find what I’ve been looking for.»  Cruza el mar de la duda, lanza un solo de piano en el 2:15 y describe al final las conclusiones, «In the middle of the night/ I go walking in my sleep/ Through the desert of truth/ To the river so deep/ We all end in the ocean/ We all start in the streams/ We’re all carried along/ By the river of dreams». Poco más le hace falta a una canción tan redonda. Cada vez que la escucho me lleva a esa dimensión donde la tristeza es un refugio.

El hombre del piano

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