La mejor letra de la movida. En enero del 82, en un single compartido, Gabinete perdían Berlín y Parálisis colocaban este oscuro himno de letra clara. Todo era artesanal, con echarle un ojo al vídeo ya se ve, pero la potencia de este tema levantó una auténtica ola en el Rastro, la mezcla de lo gótico con los riffs de guitarra marcadamente punkis era perfecta. La mala suerte quiso que Eduardo Benavente muriese en un accidente de circulación en 1983, muy poco después de haber sacado «El Acto», su primer disco largo.

Con el sonido cavernoso de la época, el ermitaño está feliz, tiene vinilos para más de cinco años. La cara negra, la serie B con la estética de los Clash y el morboso placer de lo decadente. «Me miro en el espejo y soy feliz, y no pienso nunca nadie más que en mí, leo libros que no entiendo más que yo, oigo cintas que he grabado con mi voz, encerrado en mi casa todo me da igual ya no necesito a nadie, no saldré jamás». Dos estrofas para partir con la pana, todas las personas de bien de la época asustadas. Cuando poco después en su primer single con Dro edita «Quiero Ser Santa» y «Un día en Texas» la expectación es máxima. Parálisis estaba llamado a ser uno de los grandes y le dio tiempo a demostrarlo. 

Eduardo Benavente como muñeco

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