Llevaba un par de años avisando, en el 80, la cara B de «Dirty Mind» ya eran 20 minutos de apoteosis dividida en cuatro canciones diferentes, y en el 84 el megapelotazo. Al estilo de Hollywood, como protagonista de lo que en aquellos tiempos se llamaba un biopic. No me acuerdo muy bien pero creo que la cosa iba de músico buenísimo y bicho raro (Prince lo era) que pese a todo triunfa porque es muy bueno y tiene una moto que flipas. La cosa fue bajando de calidad pero siempre ha guardado el de Minnesotta su capacidad para hacer canciones estratosféricas.

El disco tenía una pesadísima balada («Purple Rain»), un par de temas notables («Let´s Go Crazy», «When Doves Cry») y esta maravilla que para mí representa el verdadero Prince, su punto de ironía y su clase. Como van marcando el bajo y la batería los tres tiempos (bombo-caja-bombo) y sobre ellos va desarrollando Prince su teoría del bicho raro que ha sido siempre «I’m not a human/ I am a dove/ I’m your conscious/ I am love/ All I really need is to know that You believe/ Yeah, I would die for you, yeah/ Darling if you want me to/ You, I would die for you». Prince con The Revolution domino como pocos el escenario de los 80. Siempre personal, «Around The World In a day», del 86  sería el siguiente gran disco. Después vendría la segunda reencarnación con Prince and the New Power Generation. Los problemas fueron creciendo, en plena pelea con su discográfica salía con la palabra esclavo escrita en su mejilla, después paso a ser el artista-antes-conocido-por-prince y poco más tarde un símbolo. Ahora ha vuelto a fichar por Warner y ha sacado dos discos, uno como Prince y otro como Prince & 3rdEyeGirl.

Prince y su guardaespaldas

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