Debe ser porque Mónica anda en Santiago de Chile que me ha dado por bucear en ytb a la búsqueda de cosas hechas en Latinoamérica, desde Puerto Rico a la Patagonia. Cuando hablamos de canciones el idioma es importante y por eso Brasil, aunque musicalmente esté en las mismas coordenadas, no participa del sonido cumbia que se extiende desde Panamá hasta Chile. La cumbia que en Galicia, junto a las rancheras han sido hits número uno en todas las romerías, es el ritmo que recorre, con todas las variantes posibles (merengue, ballenato…) la música latinoamericana. Por ser es hasta base del reggaeton y da mezclas como estas, donde unas argentinas que dominan todos los estilos se acercan a una reina del reggaeton para hacer esta enérgica cumbiaza.

Las Taradas se autodenominan como orquestina de señoritas dedicada a recuperar viejos temas de los 40 y 50 y empezaron en el 2010. Pero su orquestina sirve lo mismo para el cha-cha-cha más lento que nunca he escuchado, la parranda más rápida, para hacer el «Cocaine Blues», alguna de Elvis y para acompañar a Miss Bolivia, la negra cool, un ejemplo de todas las mujeres de armas tomar que se dedican a hacer reggaeton o cumbia-rap-radical. Esta estaba en «Son y se hacen» el primer disco de Las Taradas,en el 2012,  el mismo año de la actuación que fue grabada en un teatro de Buenos Aires. Y aunque empieza como una cumbia con todas las de la ley, pasada por el filtro de cuerdas y percusión de las argentinas, tiene su solo rockabilly en el 1:26 a cargo de Lucy Patané, su puente reggaeton descarado, vacilón y procaz a cargo de Miss Bolivia. «Dicen que me gusta darle al bajo y al bombo, dicen que me gusta hacer quilombo, dicen que la tengo, dicen que la pongo…«. Me parece que este verano voy a ir un poco de viaje musical por la sudamérica.

Las Taradas, a lo vintage

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