«Session players are, for the most part, anonymous shadows behind the stars. They do their job for a fee and then leave, rarely seeing their names on the records. Their playing never stands out, but if you take them out of the mix, the track doesn’t sound the same. You only miss them when they are not there.» Esto es lo que escribió Ray Davies sobre el pianista que suena en el Face to Face, el mismo que lo hace en She’s a Rainbow y en Exile in Main Street, y el mismo que acaricia el piano en los arreglos del Jealous Guy de Lennon o lo aporrea en el primer disco de los Who. Después de hacer todo eso y un par de giras con Jeff Beck, Nicky Hopkins se instala en la Costa Oeste y acompaña a los Jefferson Airplane en Woodstock después de tocar los teclados del Volunteers.
En una entrevista del 76 decía haber participado en unos 500 discos y tocó en Hamburgo antes que los Beatles, acompañando a Cyril Davies. Por hacer hasta arregló el tema que cantaron a dúo Julio Iglesias y Willie Nelson. Su mala salud fue una de las razones por las que Nicky Hopkins acabó siendo músico de estudio. Después de una gira con Cyril Davies, en el 64, estuvo casi dos años en un hospital y aunque acompañó en directo a Jeff Beck y a los Stones en el 72, en el 73 se afincaría definitivamente en los USA. Solo editó dos discos, The Revolutionary Piano of… en el 66 y The Tin Man Was a Dreamer, además de una oscura sesión con Charlie Watts y Ry Cooder llamada Jamming with Edward. Aquí, ayudado por la guitarra de Harrison y el bajo de Klaus Voorman, hace una festiva y casi infantil tonada sobre lo que siente cuando espera a la banda en el estudio «Faster my heart is beating, faster and I’m all alone/ Strangers are all around me , no one will tell me where to find a phone/ lt’s like sitting in the studio waiting for the band to come/ Sitting in the studio waiting for the band to come». Un músico de sesión, testigo directo de casi todo lo que fue grande en la mejor década del pop.