Hace mucho tiempo que una canción española no me hace sentir joven. Una cosa que a mi edad se agradece. Todo suena a algo ya oído recreado con voluntad pero sin mucho talento. Pero alguna vez, como esta aparece una canción perdida del proto-punk, apenas tuneada en pequeños matices de sonido, de voz y melodía que la ponen en el XXI. Como si un trasunto de Benavente traspasase el tiempo hasta ahora. Y en el camino se buscase la chulería de Jagger y la rabia de Rotten.

Grupos que solo se pueden disfrutar cuando uno tiene la edad para hacerlo. Otros que traspasan la barrera del estilo y hacen música que te hace pegar la oreja. Es esa manera desesperada de cantar, la electricidad de la sección rítmica y una frase que es un riff en sí misma. Por eso una indie americana, Slovenly ha financiado este Centro Dramático Nacional donde aparece Una Ciudad Cualquiera. Claramente punk tienen las suficientes gotas pop para agarrar ese espíritu evanescente que desprendían los Ramones y las agallas para cantar este estribillo «Una ciudad tan buena…/ Para morir como otra cualquiera. Una ciudad cualquiera para morir» como si fueran los Clash. No son gente optimista los Biznaga  «Todo el mundo está súper tenso, esperando a que alguien suelte la primera hostia», pero si son gente dispuesta a buscar eso tan difícil de juntar velocidad y melodía. Lo que pase después ya es cosa de cada cual, chusma, borrachos, predadores, ejecutivos o policías. 

Afterpunk en el siglo XXI

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