Germán Coppini no era lo que se dice un tipo optimista pero cuando faltaba un mes para que este disco saliese a la calle estaba completamente seguro de que les iba a salir bien. Desde la portada va a ser bueno, decía. Y tenía razón. Después de un estelar mini lp este disco corto y directo dejaba claro que en el cantante había algo más que un punki harto del descontrol de los Siniestro. Una lesión de rodilla en un concierto acabó por alejarlos.

Como un punto y seguido después del mini lp de los malos tiempos y la lírica, se esperaba con expectación lo siguiente de los Golpes Bajos, el grupo más sofisticado de la temporada 83-84. No sólo eran Cardalda y Coppini, sobre todo Coppini. Allí estaba también uno de los mejores músicos de Vigo, Pablo Novoa y el bajista Luis García. Para cubrir las expectativas una portada de plañideiras y nueve temas más. Golpes Bajos cultivaron un estilo propio e intransferible pero también hicieron incursiones de género. Por ejemplo una sentida versión del Come Prima en homenaje a los singles de su padre y esta salsera Colecciono Moscas. Una letra que siempre me recordó el ambiente que Cortázar recrea en la Carta a una Señorita de París cuando su protagonista va vomitando conejitos que acaban por invadir el apartamento. «Mientras unas parecen volar confiadas/ en cambio las otras están asustadas/… Ahora soy yo el que se asusta/ se han relamido mil veces/ como no encuentre las llaves/ van a empezar a comerme» . En los conciertos de Golpes vestía trajes amplios de lino como un cubano rubio y se lo pasaba mejor que con los Siniestro. Al fin y al cabo siempre quisó ser un crooner. Y que!

Alguien de buen parecer

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