Vigo es una ciudad amable para el rock. Aunque la cosa se ponga mala de verdad siempre hay locales donde escuchar gente. Ahora la música en directo está más estabilizada pero a principios de los 90 estaba bastante peor. Y aún así te podías encontrar con la sorpresa de poder ver un domingo por la noche en una sala tan efímera como el Betonwerk una actuación como Dios manda de Chris Spedding. Cosas así te reconcilian con el peor de los tugurios.

Hacia frío y poco ambiente pero no ha cruzado uno los setenta como respetado músico de estudio y de directo, producido por John Cale o produciendo a los Sex Pistols, para dejar de satisfacer a los fans de cualquier día. Como un profesional de acero Spedding nos dejó clara la clase que le llevó a ser considerado más de dos veces en los 70s como el mejor guitarrista jazz de la temporada. Ni tampoco la convicción que le llevó en el 78 a NY para ser el sucesor de Link Wray en el grupo de Robert Gordon. Hacían una versión de su Wild Wild Woman en directo y le invitaron a grabarla con ellos. Lo hizo y poco después, animado por el interés que Gordon ponía en cantar sus temas y la marcha de Wray, se hizo inseparable del rockero. El mismo Spedding estaba confundido al principio, «Rockabilly? Habia oido el termino pero no lo asociaba a un estilo de música en particular. Pero volver a acercarme a los sonidos de guitarra del 57, ver los videos de Scotty Moore con Elvis y lo irónico fue que yo me hice más al estilo de Robert que él al mío.» Y seguían juntos dando conciertazos como el de Santiago del 95. Mientras tanto Spedding seguía sacando algún que otro disco en solitario y en sus conciertos tocaba este Hurt by love del 77, «Twist my arm behind my back/ Burn me with a lighted match/ Bind me with ropes and chains/ None of these things can cause me pain/ I can be hurt by love». Enseñando riff.

Gordon, Spedding y sus discos

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