El otro día me encontré por YTB esta grabación. Pertenece al mítico concierto del Olympia de Paris, año 1974. Como en la entrada de Sweet Jane, pero esta vez con el sonido original, el de la banda de cuatro que se llevó en la gira y que no tenia a Dick Wagner apoyando la guitarra de Ian Hunter. Para recrear los cruces de wha wha de la toma original estaba el nuevo arreglo de órgano de Colcord. Pese a no tener ese esencial detalle, entre Hunter y Prakash John al bajo se arreglan bien. Lo demás lo pone Lou.

Es el Lou Reed del Sally Can’t Dance, rubio platino y Ray-Ban, anoréxico y desafiante, ambiguo, enérgico y con la mala leche de siempre. Dos años antes lo visitó un europeo que le conoce de la Velvet, David Bowie. El duque y su amigo Mick Ronson estarán detrás de la grabación del Transformer, un recuerdo decadente en un puñado de canciones de lo que Lou vivió en la Factory. Siempre le ha quitado valor a esas diez canciones genuinamente neoyorquinas pero uno no espera otra cosa de la imagen que cuidadosamente se fue trabajando; la del malhumorado nativo de Brooklyn. Sin la ciudad de Coney Island ni el artefacto mental de Warhol al que rinde homenaje en ese disco, no se le entiende. Aprovechó entonces para hacer Berlin un disco oscuro, verdadero y difícil. Se la pegó. Y Lou, un tipo al que le mosqueaba que la gente no entendiera que era una estrella agarró sus viejas canciones, las tuneó, y se marcho a conquistar Europa, su futuro mercado en una gira mítica que le llevó hasta Madrid. Tenía yo nueve años más que Jenny y lo que escuchaba no era Chuck Berry pero este disco aún en su censurada versión española de entonces me dejó marcado. «Jenny said, when she was just five years old/ You know there’s nothin’ happening at all/ Every time she put on the radio/ There was nothin’ goin’ down at all/ Not at all/ One fine mornin’, she puts on a New York station/ And she couldn’t believe what she heard at all/ She started dancin’ to that fine-fine-fine-fine music/ Ooohhh, her life was saved by rock ‘n’ roll/ Hey baby, rock ‘n’ roll» Cuando no se hablaba de género, él ya estaba de vuelta. 

Lou y Rachel desde Coney Island

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